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Raíces profundas

11 Abr

«Clint Eastwood siempre ha pensado que los western son una de las formas de arte que los americanos tienen derecho a reivindicar.»

Martin Scorsese

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Raíces profundas

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Año: 1953.

Director: George Stevens.

Reparto: Alan Ladd, Van Heflin, Jean Arthur, Brandon de Wilde, Emile Meyer, Jack Palance.

Tráiler

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           El western de los años cincuenta, marcado aún por el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y sus horrores, es un género que huye ya de las epopeyas, las gestas épicas y el triunfalismo patriota de la conquista del Oeste para generar ahora unas obras que alcanzan el culmen de su estilo y su complejidad, con conflictos universales; obras más taciturnas, más realistas y profundas e con indicios de desmitificación de sus estereotipos característicos.

           Esta Raíces profundas presenta una estructura clásica en el género: el forastero desconocido que llega a un pueblo y se ve inmiscuido en un conflicto local, en el que toma una de las partes; junto con una premisa que ya había aparecido años antes en El pistolero y que reaparecerá periódicamente en diversas obras, de este y otros géneros, la del pistolero que busca la redención con una vida más honrada y decente.

De este modo, la película comienza con la llegada de Shane (Alan Ladd), un misterioso individuo que es acogido por una familia de granjeros que trata de establecerse en las llanuras de Wyoming, aún el Salvaje Oeste sin ley, frente a la oposición del terrateniente local (Emile Meyer), un pionero de estos lares que no ve con buenos ojos perder tierra a favor de nuevos colonos.

            Dentro de estos elementos arquetípicos de buena cantidad de obras del género, Raíces profundas aporta un guion de enorme solidez, con elementos de gran valor que hacen que sea una obra que no experimente el envejecimiento de otros westerns. Es una película que huye del maniqueísmo y la simplicidad en los personajes, con un protagonista en el que se intuye cierta turbiedad que lo persigue y tortura y de la que parece querer desprenderse a la fuerza, incluso con insinuaciones adúlteras dentro de lo permitido por los códigos cinematográficos del momento, frente a un malvado que no se limita a atormentar a sus oponentes, sino que en defiende su postura con ciertas razones de peso, en principio de manera relativamente dialogante y respetuosa con lo que parece ser un conato de ley local, el dueño de los ultramarinos y el saloon, pero que, finalmente, se muestra demasiado cegado por sus ideales y equivoca las formas. Una gama de claroscuros en los personajes que siempre es de agradecer y que facilita la pervivencia de Raíces profundas como una gran película, a lo que se añade la colorista fotografía, que realza la belleza de los paisajes que posibilitaba el nuevo formato panorámico, y un meritorio elenco, con un buen Alan Ladd, que logra superar el aspecto de galán bonito y repeinado que podría restar fuerza a su personaje, un Jack Palance en el sempiterno rol de malvado que determinaría el devenir de su carrera y un gran Van Heflin en el papel de aguerrido y pertinaz granjero.

            Aclamado, esta vez con razón, como uno de los mejores exponentes del western.  

Nota IMDB: 7,8.

Nota FilmAffinity: 7,8.

Nota del blog: 9,5.

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