Interstellar

20 Nov

“Uno de los problemas universales de los directores es que después de una gran película intentan superarlo y normalmente se caen de bruces. Yo sigo esta regla: cuando consigues un éxito haz después una película barata, relájate tres o cuatro semanas mientras preparas otra historia. Normalmente, en mi opinión, las películas pequeñas son siempre las mejores.”

John Ford

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Interstellar

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Interstellar.

Año: 2014.

Director: Christopher Nolan.

Reparto: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Mackenzie Foy, Jessica Chastain, Matt Damon, David Giasy, Wes Bentley, Casey Affleck, Thopher Grace, John Lithgow, Michael Caine, Ellen Burstyn.

Tráiler

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            Uno de los principales argumentos que suelen esgrimir los detractores de Christopher Nolan para desacreditar su éxito es la acusación de que sus obras son demasiado mecánicas, estudiadas, frías. De que, detrás de ellas, se ve el cerebro que las compone. Personalmente, a pesar de que por lo general disfruto mucho con el cine de Nolan, me parece que es una imputación acertada. Pero no me importa en absoluto que al mecano de Memento, El caballero oscuro y Origen, tres impresionantes ejemplos de cine lúdico, se le intuyan las piezas y las junturas que las mueven, porque están bien engrasadas, no chirrían y poseen un extraordinario vigor y agilidad. Como juego, indiferentemente de su tamaño, en este caso en progresivo y amenazador crecimiento –tanto que en Origen el realizador británico ya consideraba necesario leer al espectador un manual de instrucciones para seguir el desarrollo de la propuesta-, estas tres muestras apabullan con su capacidad de diversión. Le clavan a uno en la butaca como pocas películas lo consiguen.

            Interstellar es otra cosa. Nolan, quizás demasiado consciente de reivindicarse como cineasta ‘serio’, ‘trascendente’ y por tanto importante, trata de ir un paso más allá de lo propuesto en Origen con el objetivo de avanzar en su despegue del blockbuster de entretenimiento –mucho más elaborado que la media, pero de consumo preeminentemente popular al fin y al cabo-, lo que, aquí, significará adentrarse en las profundidades del universo y del ser humano. En el salto, sus defectos como creador se acentúan; las costuras de sus filmes se ensanchan. Ambientada en un planeta exhausto que se extingue a la par que las formas de vida que alberga, el meollo de Interstellar reside en dirimir la esencia del hombre: materia que envuelve una mente racional y, no menos relevante, una marejada de percepciones extrasensoriales, instintos premonitorios, creencias metafísicas y ligazones emocionales que, en parte y por ahora, escapan a los porqués de la biología y sin embargo constituyen el fundamento de la existencia. O, al menos, aquello por lo que merece la pena vivir.

Un tema íntimo e introspectivo difícil de abordar desde una producción de semejantes proporciones presupuestarias, de escenario y de metraje, porque, en un resumen un poco precipitado -y dejando de lado el concepto aquí quasiliteral de odisea homérica-, Interestelar acaba recordando más a Señales que a la excesivamente citada 2001: Una odisea del espacio. Para fijarse y enmarcar el detalle que particulariza al homo sapiens, para fotografiar la sutileza sentimental intrínseca a su ser, Nolan construye un ostentoso telescopio de kilómetros de diámetro, instalado en un circo de cinco pistas y con un grandioso orfeón animando una galería de imágenes concebidas para empotrar a la platea en sus respaldos a golpe de impacto visual. Un coloso abotargado, inmodesto, demasiado ampuloso y forzadamente solemne, en definitiva.

A causa del enrevesamiento físico de la trama –que implica viajes espaciales a través de agujeros negros y la exploración de hasta ¡cinco! dimensiones que permiten incluir artimañas de guion más que dudosas- y, lo que es peor, para guiar al público en el desarrollo dramático del filme, Nolan reincide y abunda sin mesura en el abuso explicativo y verbalizador. El cineasta británico quiere dejar tan claro su alegato –monólogos a corazón abierto como el de Anne Hathaway como paradigma-, que el conjunto, en vez de acentuar ese pretendido poder conmovedor de la película, provoca que ésta aparezca todavía más mecanizada, fría e incluso predecible en su rebuscamiento final.

            No obstante, esta eterna persecución del equilibrio entre raciocinio y sentimiento como definición y tabla de salvación de la especie –los contrastes en la comprensión y las reacciones ante su entorno de Cooper, Brand y Mann, distintos “modelo ejemplares” de la humanidad-, permite extraer de Interstellar subtramas y debates más afortunados. En especial, el que proporciona esa visión profética de un mundo enfermo y exangüe retratado con resabios de Las uvas de la ira -en el temible dust bowl y los ecos de la Gran Depresión funcionan como claros  antecedentes de la tragedia económica contemporánea- y que ultima sus días bajo el desacuerdo entre el inmovilismo de las políticas terrestres y la audacia de la fe en el progreso científico –la dicotomía entre el hombre precavido y el hombre temerario, ambos potencialmente peligrosos en su extremo-. Desde esta perspectiva emanaría una discusión pertinente –aunque luego difuminada- en estos mismos días en los que se apela al gasto de investigaciones extraterrestres clamando por unas injusticias mundiales en que son independientes de éste y otras inversiones –siempre cabe citar el discurso del comprometido Sam Seaborn en El ala Oeste de la Casa Blanca en defensa la exploración espacial-. O, si se acude a un territorio más cercano, en estos días de recortes en I+D+i en aras de no se sabe bien qué difusas cuestiones nacionales.

 

Nota IMDB: 9.

Nota FilmAffinity: 8.

Nota del blog: 6.

20 respuestas to “Interstellar”

  1. kaldina 20 noviembre, 2014 a 18:36 #

    Mira que he esperado esta peli toooodo el año, trataré de verla este fin de semana, porque en verdad me interesa muchísimo.

    • elcriticoabulico 21 noviembre, 2014 a 15:48 #

      Pues a verla, a verla. Y luego a comentar, que no se diga. Olvida cualquier cosa que se haya dicho en este texto.

  2. Veronica 20 noviembre, 2014 a 19:02 #

    Las opiniones de la crítica se dividen. Por el momento no rankea en mi listado. Veremos si se suceden días lluviosos, me sobra el tiempo y hago caso omiso de la presencia de Matthew, tal vez…

    • elcriticoabulico 21 noviembre, 2014 a 15:50 #

      No soy fan en absoluto de Matthew y soy de los que no se suben al carro de su redención como actor. De hecho me sigue pareciendo un poco malo, pero aquí no está mal. Creo que es de esos actores que para mí mejora cuando le doblan la voz.

  3. Dessjuest 20 noviembre, 2014 a 20:06 #

    La peli no me llama la atención para nada, es un género que no me gusta y no creo que sea esta la indicada para cambiar mis apetencias, pero la crítica es cojonuda, te has salido mozo.

    • elcriticoabulico 21 noviembre, 2014 a 15:54 #

      Estas cuestiones espaciales tampoco me entusiasman a la hroa de ir a ver una película, pero aquí el factor Nolan me atraía bastante. Eso sí, muchas gracias por el halago, Dess 😉

  4. Baalita 20 noviembre, 2014 a 21:55 #

    Me gustó. Por fortuna, no llega al nivel de ridiculez de Origen, y subyacen tramas que invitan a la reflexión más allá del espectáculo y lo épico. De todas formas, yo me quedo con el primer Nolan, Memento, y sobre todo la perla rara que es Following.

    • elcriticoabulico 21 noviembre, 2014 a 15:56 #

      Hace mucho que no veo Memento y debería. A ver si conserva esa misma fascinación que me creó en su día. Era un rompecabezas de lo más divertido. Aunque a ti no te haga gracia, con Origen me pasó lo mismo.

  5. Anne Friesner 20 noviembre, 2014 a 23:55 #

    A mi Origen me gustó, Memento me encantó, pero esta no me llama demasiado la verdad…

    • Walder Messin 21 noviembre, 2014 a 03:16 #

      De Nolan solo me ha gustado «The Prestige» su trilogía «noir» de Batman la deje con «The dark Knight Rises» con el perdón de los acólitos.

      • elcriticoabulico 21 noviembre, 2014 a 15:57 #

        A mí quizás sea ésta la que menos me gusta de su filmografía. Desde luego, si no eres fan suyo, es probable que no le encuentres mucha gracia…

    • elcriticoabulico 21 noviembre, 2014 a 15:56 #

      Tampoco me llamaba demasiado la atención, pero a Nolan hay que ir a verle a pantalla grande.

  6. Walder Messin 21 noviembre, 2014 a 03:12 #

    Es junto al Hobbito de lo poco de este año que veré en una sala de cine propiamente hablando.

  7. altaica 18 octubre, 2015 a 02:57 #

    No es que me guste especialmente, pero es infinitamente más digna y defendible que esa basura llamada Origen.

    • elcriticoabulico 19 octubre, 2015 a 15:35 #

      No me fío nada de todo lo que he escrito hace más de un año (y de esta se cumple ya casi un lustro), pero recuerdo haberme divertido mucho viendo Origen. Aunque tengo dudas de que aguantase la revisión, eso sí.

      • altaica 19 octubre, 2015 a 16:13 #

        Eso solo lo pueden decir/escribir las personas inteligentes. Enhorabuena.

        • elcriticoabulico 21 octubre, 2015 a 13:13 #

          Gracias, hombre. Necio sería decir que los gustos y las opiniones de uno son inamovibles.

  8. altaica 19 octubre, 2015 a 12:16 #

    Después de varios fines de semana dedicados a ver algunas de las películas más valoradas de los últimos años, con alguna gloria y muchas medianías, eso sí, con la apariencia de grandes artefactos, me doy cuenta que cada vez estoy más alejado de un cine pretencioso, cuando no estrafalario, ambiguo y aparentemente complejo. Después de todo, la película que más me ha gustado ha sido una obra tan pequeña como escondida, tan poco conocida como remota es la casa de la que se ocupa. Esa pequeña maravilla llamada “Una casa en Córcega” tiene para mi más valor cinematográfico que la mayoría de ellas y en su aparente sencillez es infinitamente más profunda, vital, inteligente y sincera. Pero seguro que para muchos es demasiado “pobre”. Bienvenida sea la pobreza una vez más en el cine.

  9. altaica 19 octubre, 2015 a 13:00 #

    Y con ello no quiero decir que todo lo «sencillo» en el cine es excelente, pues por ejemplo «Amor bajo el espino blanco» ó «Una vida sencilla», no han estado a la altura de lo que me esperaba. Pero en cualquier caso, cuentan y profundizan más desde lo corriente y sencillo que otras desde su artificio e impostura.

    • elcriticoabulico 19 octubre, 2015 a 15:39 #

      También creo que el clasicismo y la pasión por, simplemente, contar una buena historia tiene perfecta validez frente a las pretensiones de reinventar la rueda que, muchas veces, tanto se sobrevaloran, que esconden cierto elitismo intelectual o que funcionan como el traje nuevo del emperador. No he visto ninguna de las tres que citas, o sea que no puedo opinar al respecto.
      Un abrazo.

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